Cuando hablamos de huevos camperos, los consumidores tienden a pensar que proceden de gallinas criadas en «libertad», pero esto no es así: lo que ocurre es que estas gallinas tienen «acceso» a corrales al aire libre. Pero ese acceso no quiere decir que vivan en estas condiciones todo el tiempo ni que la calidad sea superior a gallinas criadas en jaulas o en suelo. Vamos a ver todas las claves de este asunto y a aprender a distinguir la procedencia de los huevos según su código y todo lo que esto implica:
El pollo de corral y el poder del marketing
El pollo de corral no existe. Parece algo increíble, pero es cierto: la ley en vigor no recoge la denominación «pollo de corral». Sí que recoge la denominación «ave de corral», pero para distintas aves: pollo, pavo, ocas o pato. Todas estas aves son de corral. Pero para los consumidores, «pollo de corral» se asocia a una carne de mejor calidad y estamos más dispuestos a pagar por ello. Es un truco de marketing y funciona: el pollo de corral se vende al doble que el pollo industrial. Vamos a ver todas las claves: